sábado, 26 de enero de 2008

MONÓLOGOS TEATRALES HUMORÍSTICOS HIPERBREVES DE HIJAS

FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES (Cuba/España)
Historias de las tradiciones orales recreadas,
vueltas a ser contadas desde la literatura y en otro género.
Monólogos teatrales para seis personajes distintos.
Editados originalmente en el libro
“Una historia improbable y otros textos”
Editorial Ciudad Gótica. Colección de La Abadía.
Argentina, 2006.
ÚLTIMOS EJEMPLARES DISPONIBLES.
CIINOE. ciinoe@hotmail.com



HIJA OBEDIENTE DE MADRE AVARICIOSA

¡No, madre, no! No me he demorado porque haya invitado a alguien a un café.
Y mucho menos a merendar.
Y muchísimo menos a comer.
Cómo se le ocurre. Bien dice usted que:
“–No es cierto que el ahorro rompa el saco. Saco que mucho acumula Dios lo ayuda.”
Tampoco me he demorado, madre, auxiliando a alguien en la calle.
Y mucho menos en el trabajo.
Y muchísimo menos en el edificio.
Cómo se le ocurre. Bien dice usted que:
“–El tiempo de una es oro y diamante, plata y platino. Y es tiempo para una y para su madre.”
No sólo no he podido regresar antes a casa, sino que, además, estoy muy cansada porque he estado mucho rato de pie.
No ponga esa cara, madre, nadie me ha detenido por el camino. No lo hubiera logrado. Ni me han pedido en el trabajo que me quede más tiempo. No me hubiera quedado sin que me pagaran. Ni la portera ha logrado cazarme para que le saque los cubos de la basura. Por la portería paso como una exhalación.
Lo que me ha ocurrido es que a la vecina se le ha caído una moneda de oro en la calle. A la vecina de enfrente, sí. A ésa, la que ayudó en mi parto.
No ponga esa cara, madre, no me he retrasado por ayudar a la vecina a buscar la moneda. Ni le he dado una de nuestras muchas monedas. No, que va, de eso nada.
Me he demorado, y estoy muy cansada, por no poder moverme durante media hora. Porque lo malo de todo ha sido el no poder dar ni un paso hasta que la vecina no dejó de buscar y se marchó.
Y es que me he clavado en el sitio, tal y como alguna vez le he visto hacer a usted, madre.
Clavado en el sitio pisando, bajo mi zapato, la moneda de la vecina.


HIJA HAMBRIENTA DE PADRE TACAÑO

Cómo no voy a estar enfadada, padre, cómo no.
Sí, sí, sí, le he pedido una rebanada de pan… y me la ha dado.
Me la ha dado hasta… un poco más grande que de costumbre.
De acuerdo… de acuerdo. Esta vez me ha dado una rebanada de pan muy grande.
Pero, además de que es lo único que me ha dado, seguro, es lo único que me dará.
Y cómo no voy a estar enfadada, padre, si mientras más pan como, y más pan como, más pequeña y pequeña se hace la rebanada.


HIJA INALTERABLE DE PADRE ALTERABLE

Se altera usted mucho, padre.
De hecho está usted ahora mismo muy alterado.
Mire cómo me ha dicho:
“–¿Cuáles son las noticias? Porque espero que esta vez sí que haya alguna noticia.”
Pues no se equivoca, padre. Hay dos noticias de verdad importantes.
Pero no, no se altere. No son malas las dos.
No, padre, una noticia es buena y la otra es mala.
¿Cuál digo primero? ¿Cuál digo primero…?
Digamos que la primera noticia sea la buena.
La primera noticia es que, al fin: Ya sé leer.
Se altera usted mucho, padre.
Pero no, no se altere.
Ni siquiera de satisfacción.
Es que falta la segunda noticia.
Y la segunda noticia, la mala, es que, la primera noticia, es mentira.


HIJA CASADERA DE MADRE ANSIOSA

Claro que estoy llorando, madre. Claro que no tengo consuelo. Y claro, claro, claro que sé que hoy es el día de mi boda.
Estoy llorando, madre, y a usted sólo se le ocurre decirme:
“–Hija mía, ya vinieron los casamenteros, ya las dos familias nos pusimos de acuerdo en todo. ¿Por qué lloras?”
Cómo puede preguntarme por qué lloro. Si usted no estuviera tan ansiosa se daría cuenta. Si usted no estuviera tan ansiosa y tan contenta. Pareciera que la que se va a casar fuera usted. Y no con cualquiera. No.
Estoy llorando, madre, claro que sí. Y usted dale que dale:
“–Todas las muchachas de tu edad ya están casadas en el pueblo. Yo también me casé de esta manera y he sido muy feliz.”
Y es claro, madre, es claro que no es lo mismo. Usted se casó con mi padre, y yo, yo, ¡yo tendré que casarme con un extraño!


HIJA ÚNICA DE PADRE VIUDO

Ya sé, padre, ya sé.
Ya sé que usted es viudo y que yo soy su única hija.
Ya sé que usted me ha dicho y me ha vuelto a decir:
“–Hija mía, las muchachas que se casan obran bien, pero las que no se casan obran mejor.”
Y yo me he quedado callada, padre. Me he quedado callada y no está bien porque yo sé que usted espera una respuesta.
No se preocupe, padre, no se preocupe, conozco mis limitaciones: Yo me casaré y obraré bien, y dejaré que otras obren mejor.


HIJA RECIÉN CASADA Y “LAS MIELES”

Madre, madre, madre, que recién he llegado de visita a casa después de "la luna de miel". Y usted no me ha dejado ni entrar y ya me ha preguntado:
“–¿Qué me cuentas, muchacha, que tal de “mieles”, cómo ha sido? ¿Cómo ha sido?”
Madre, que quiere que le cuente.
No sé cómo contarlo.
Yo no dije nada.
Él no dijo nada.
Y así, silencio tras silencio, caricia tras caricia, nos pusimos de acuerdo en todo.
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