sábado, 6 de marzo de 2010

MICROFICCIONES DEL GÉNERO POLICIACO: PENTALOGÍA DE MILLENIUM

FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES (Cuba/España)
Cinco cuentos hiperbreves de la Colección Estocolmo
inéditos en esta versión. Reconocimiento del autor
a los escritores de la novelística policiaca
sueca de realismo crítico.
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PENTALOGÍA MILLENIUM

INTERACCIONES

La sangre prende como fuego sobre la nieve… La belleza de la sangre en Estocolmo es de extremos, piensa la mujer cuando las gotas caen de su herida y reproducen las islas amadas. ¿Quién me atacó desde la sombra? Cuando me defendí, ¿quién cayó en su cuchillo sobre la nieve roja de la Plaza de Stortorget? La nieve de fuego... ¿Quién? ¿El golpeador de mi marido para que no lo denuncie? ¿Mi codicioso hermano por la herencia? ¿El hombre sin rostro que me atisba? ¿El universitario acosador al que amenacé con expulsar? ¿Un naciente asesino en serie? ¿Sólo un ladrón? La mujer distingue cada fantasma como a un interlocutor indeseado. Entonces recuerda a Lisbeth, se inclina en una reverencia y con algo de orgullo coge un poco de nieve para adormecer la herida.


¿DÓNDE ESTARÁN LOS HÉROES DE MILLENIUM?

La sangre prende como fuego sobre la nieve, más cuando cae de la roja nariz de un payaso que han colgado de cabeza desde un balcón en Strandavägen para que contemple agua y luces de las islas de Estocolmo mientras se desangra. ¿Quién lo salvará? Cuando avance la noche la sangre se congelará antes de tocar el suelo. Y el payaso, maniatado, amordazado, se da cuenta de que tiene una posibilidad… Si pasa pronto un ser nocturno, y una de aquellas gotas convertida en carámbano le golpea en la nariz, puede que mire hacia arriba y lo vea colgando… De eso a avisar a la policía… Tantos en Estocolmo no desean interferir con los designios del crimen organizado. ¿Dónde estarán los héroes de Millenium?, piensa el payaso. ¡Si pasarán Mikael, Lizbeth! Pero… la Trilogía de Millenium ya ha sido escrita...


EL COMISARIO LARSSON Y UN ECONOMISTA LLAMADO MIKAEL

La sangre prende como fuego sobre la nieve, el Comisario lo corrobora ante al cadáver. Cuatro detenidos. Con guantes. Cuatro armas a los pies, grotescamente rotos, del asesinado: Cuchillo, estilete, navaja, puñal. Cuatro heridas. Todos atrapados –en callejuelas distintas– por la policía que, llegando para una redada, descubrió el cadáver. El Comisario intuye un único asesino: Quien lanzó al hombre desde el puente donde sólo existen huellas de dos. Quien propició aquellos pies quebrados… Larsson intuye que al producirse las heridas para justicia y compromiso de todos, el hombre ya estaba muerto. No existen cuatro economistas que coincidan, capaces los cuatro de matar a su banquero, inversor, defraudador. Por más simpatía que les tiene Larsson: Todos pagarán por la conspiración, la profanación... El asesino, además, pagará el crimen. Conociendo quién es, interrogatorio tras interrogatorio, confesará. Sí, Larsson sabe que es el llamado Mikael porque los otros tres son unos enclenques.


LA SANGRE CONSISTENTE

La sangre prende como fuego sobre la nieve… ¿Atribuirle a la nieve la cualidad de resaltar el rojo de la sangre?, se pregunta Lisbeth. Prefiere creer que la sangre en Estocolmo es más roja cuando tiene el fulgor de lo consistente. Y Lisbeth se jura que eso será. Ya que no puede ser siempre congruente porque el caos social no lo permite, será una y otra vez consistente. Como su sangre que es más roja, caiga sobre la nieve o no. Como su sangre a punto de derramarse ahora que tantas páginas han quedado en blanco. Como su sangre que ha sido secuestrada de Millenium para inaugurar una nueva trilogía. Como su sangre que cumplirá donde se la necesite.


DE LAS RESONANCIAS DE MILLENIUM

La sangre prende como fuego sobre la nieve, le dice ella a él que camina unos pasos por delante.
Y él gira, mientras ella añade:
He enviado una nota por correo denunciando que has jurado matarme.
Y él va a acercarse para, una vez más, golpearla.
Ella saca un cuchillo y se lo clava a sí misma en el estómago y la sangre prende como fuego sobre la nieve…
Él, castrado por el miedo, no se mueve.
Ella cae.
Él reacciona, huye.
Cuando desaparece la estela de él, ella sonríe, se incorpora, limpia el cuchillo de resorte de la falsa sangre y concluye que acaba de ganar el tiempo para desaparecer.
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