domingo, 18 de mayo de 2008

SOLILOQUIO DEL DESEO EN UN ORIGINAL Y UNA MODULACIÓN

FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES (Cuba/España)
Soliloquio teatral modular hiperbreve inédito.
CIINOE. ciinoe@hotmail.com
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MUJER / HOMBRE:

(En voz baja.) ¿Cuál será tu soliloquio interior? ¡Es imposible que no percibas que te deseo! Por más que yo haya disimulado una y otra y otra vez. Deshaciéndome. Reconstruyéndome. Deshaciéndome… Por más efectivas que al menos de inicio hayan sido mis máscaras. Máscara de indiferencia. Máscara de superficialidad. Careta de prepotencia. Han merecido un: ¡Bravo! (Pausa.) Imposible que no percibas cuán ferozmente te deseo por más que nunca hayamos hablado. Cualquiera ya me habría “hecho el favor”. ¡Me lo hubiera hecho! Se habría dicho a sí en plan de depredación: “Ya que tanto insiste le voy a hacer el…” Tú ni eso. Porque finges ignorar que te deseo. Finges ignorar que estoy. Finges ignorar que existo. ¡Creo que hasta finges ignorar que tú existes! (Pausa.) Una piedra. No, las piedras son algo. Eres una partícula de polvo. ¡No! De polvo, lo que se dice de polvo, con esa actitud, no… Eres una partícula de granito. ¡Una mezquina partícula de granito! ¿Cuál será el discurso de tu soliloquio frente a la energía que desprende mi brutal deseo? (Pausa.) Cualquiera se acercaría y me diría: “Sé que me desea…” y me explicaría por qué no. Y entonces, ah entonces, yo podría recuperar algo de mi dignidad perdida por este celo que ladra escupiendo espuma rabiosa. Te respondería: “¿Qué yo le deseo? Cómo se le ocurre. Me recuerda a alguien de mi familia, alguien a quien quería, alguien que ha muerto…” ¡Y mi respuesta te hundiría en la miseria! Mientras yo me sentiría culpable con cada miembro de mi familia, todos vivos. Y tendría la satisfacción de saber a qué atenerme respecto a ti. Te haría dudar. ¡Qué ibas a dudar de que te deseo! Es evidente que babeo si estás. Y que si te me acercas te agarraría con una mano algo de arriba y con la otra mano algo de abajo. (Pausa.) ¿Cuál es tu maldito soliloquio interior? Aquí me tienes, relativamente cerca, a unos pasos, hablando a solas, como quienes van enloqueciendo… (Pausa.) ¿Y si te gritara?: ¡Mierda de la mierda!, ¿cuál es tu maldito soliloquio interior frente a mi deseo? (Pausa.) ¡Aún me lo pensaré mordiendo, mordiéndome!

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